domingo, 18 de mayo de 2008

FLORIDOR PEREZ


LA VICTORIA

Me pusieron contra la pared, manos arriba
Me registraron meticulosamente.

Sólo hallaron retratos con tus ojos
y una antología con mis versos.

Noches sobre la piedra.
Días tras la alambrada.

No saben -nos decían- qué les espera.
Pero yo lo sabía.

Tras días piedra meses muro
tú me esperabas a la puerta del cuartel

¡y ésa fue mi victoria!


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NATACHA


Le han dicho

Con ese hombre
no tendrán donde
caerse muertos.

Le he dicho

tendremos todo
el mundo donde
pararnos vivos.


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LA PARTIDA INCONCLUSA


BLANCAS: Danilo González, Alcalde de Lota
NEGRAS: Floridor Pérez, Profesor rural de Mortandad

1.

P4R P3AD
2. P4D P4D
3. CD3A PXP
4. CXP A4A
5. C3C A3C
6. C3A C2D
7. ........

Mientras reflexionaba su séptima jugada
un cabo gritó su nombre desde la guardia.
—¡Voy!— dijo
pasándome el pequeño ajedrez magnético.
Como no regresó en un plazo prudente
anoté, en broma: Abandona.

Solo cuando el diario EL SUR
la semana siguiente publicó en grandes letras
la noticia de su fusilamiento
en el Estadio Regional de Concepción
comprendí toda la magnitud de su abandono.
Se había formado en las minas del carbón,
pero no fue el peón oscuro que parecía
condenado a ser, y habrá muerto
con señoríos de rey en su enroque.

Años después le cuento a un poeta.

Solo dice:
¿y si te hubieran tocado las blancas?

jueves, 1 de mayo de 2008

NICANOR PARRA


EL HOMBRE IMAGINARIO


El hombre imaginario

vive en una mansión imaginaria

rodeada de árboles imaginarios

a la orilla de un río imaginario.


De los muros que son imaginarios

penden antiguos cuadros imaginarios

irreparables grietas imaginarias

que representan hechos imaginarios

ocurridos en mundos imaginarios

en lugares y tiempos imaginarios.


Todas las tardes tardes imaginarias

sube las escaleras imaginarias

y se asoma al balcón imaginario

a mirar el paisaje imaginario

que consiste en un valle imaginario

circundado de cerros imaginarios.


Sombras imaginarias

vienen por el camino imaginario

entonando canciones imaginarias

a la muerte del sol imaginario

Y en las noches de luna imaginaria

sueña con la mujer imaginaria

que le brindó su amor imaginario

vuelve a sentir ese mismo dolor

ese mismo placer imaginario

y vuelve a palpitar

el corazón del hombre imaginario.